
Los estudiantes no son exactamente el pináculo de la sociedad. Siendo dados al menos tres años sin trabajar después de haber sido liberados del cuidado protector de mamá y papá, son sinónimo de consumo excesivo de alcohol y aún necesitan que mamá limpie su dormitorio y sus pantalones.
Entonces, ¿por qué querrías alquilarle a estos curiosos, adultos ahora, pequeños queridos? Esa es la pregunta del millón de dólares.